Estos procesos se realizaron a iniciativa de las naciones aliadas vencedoras de la II Guerra Mundial y la película narra el que posiblemente tuvo más repercusión en la opinión pública.
presidir el único proceso oficial celebrado contra los crímenes de guerra cometidos por los nazis en la II Guerra Mundial, cuestiona principios que sustentan la forma de actuar de los alemanes bajo el Tercer Reich.
Altos cargos militares, políticos y judiciales se sentaron en el banquillo de los acusados ante una sala que asistió avergonzada a la descripción de estos horrores, que en cierto modo les hizo revivir el Holocausto.
Los jueces se sometieron a la manipulación del gobierno de Hitler. De hecho, durante los juicios debían utilizar una toga que llevaba la esvástica, símbolo del nazismo.
Los argumentos de la defensa se basaban en la obediencia debida y en su lealtad al régimen. Para ellos se trataba de una cadena de órdenes que había que cumplir. No entendían qué habían hecho mal. Pero, ¿es posible que unos crímenes tan minuciosamente calculados pudieran ser el fruto de una simple cuestión de jerarquía militar? Entre las pruebas que sirvieron para su enjuiciamiento se encontraban películas grabadas por los propios alemanes. Las grabaciones realizadas en los campos de concentración por ellos mismos revelaban que se trataba de una organización genocida.
Por otro lado la película establece un doble plano: lo que ocurre dentro de la Sala del Palacio de Justicia donde se está desarrollando el juicio, y lo que ocurre fuera de ella, poniendo de relieve la complicidad de la sociedad alemana en los crímenes y atrocidades cometidos por el Estado.
Hay que tener en cuenta el hecho de que la ciudad de Nuremberg había estado estrechamente relacionada con el régimen.
En aquellos tiempos Nuremberg jugó un papel muy importante en la Alemania Nazi ya que el Partido (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei) eligió la ciudad para muchas de sus convenciones entre 1933 y 1938.
Tras la subida de Adolf Hitler al poder esas convenciones se utilizaron como propaganda. En la convención de 1935 Hitler forzó la aprobación de las leyes raciales de Nuremberg que quitaban la nacionalidad alemana a todos los judíos. En poco tiempo se levantaron numerosas construcciones que evocaban al Partido y exaltaban su espíritu
"¿Dónde estábamos? ¿Dónde estábamos cuando Hitler comenzó a instalar su odio en el Tercer Reich? ¿Dónde estábamos cuando nuestros vecinos eran arrastrados a medianoche por el barro? ¿Dónde estábamos cuando en la terminal de ferrocarril de toda Alemania, los vagones para el ganado eran utilizados para transportar niños al terrible destino de su exterminio? ¿Dónde estábamos cuando nos llamaban a gritos en la noche? ¿Estábamos sordos, mudos, ciegos?"
Por otro lado, cuando se llevaron a cabo estos juicios, ni siquiera estaban existían estos delitos. Nadie se había planteado que esto pudiera ocurrir. Por tanto fue a raíz de estos juicios que se tipificaron como delitos los "crímenes contra la humanidad" y "crímenes de guerra". Naciones Unidas aprovechó esto para el desarrollo de jurisprudencia específica internacional en esta materia y para la creación del Tribunal Penal Internacional.
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