lunes, 26 de noviembre de 2012

Thomas Hobbes

 Filósofo inglés (1588-1679).
Fue uno de los fundadores del pensamiento moderno al quebrar algunos principios fundamentales de la filosofía de la Antigüedad y de la Edad Media.

Ha sido considerado a lo largo de la historia del pensamiento como una persona muy controvertida, de hecho, en 1666, en Inglaterra se quemaron sus libros al acusarlo de ateo. Tras su muerte, volvieron a ser quemadas públicamente. Aun así, o puede que precisamente por eso, su pensamiento ha perdurado hasta nuestros días, inspirando directa o indirectamente a muchos otros grandes pensadores políticos de Occidente

Desarrolla una concepción mecanicista del mundo, según la cual lo único existente son cuerpos en movimiento. La obra de Hobbes tiene dos dimensiones fundamentales, la científica mecanicista y la política, ambas vinculadas estrechamente en sus obras

Su filosofía política pretende ser una confirmación del carácter absoluto de la autoridad política, a partir de una valoración negativa de la condición natural del hombre. Los hombres no son seres sociales por naturaleza.



          "Maldíganla los que maldicen el día, los que se aprestan para despertar a Leviatán." (Job 3:8)

"Ciertamente los montes producen hierba para él; y toda bestia del campo retoza allá." (Job 40:20)

"En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar." (Isaías 27:1)

 

  
La palabra leviatan, que aparece en la Biblia, fue utilizada por el filósofo para metaforizar al estado.

  
"DE LAS CAUSAS, GENERACIÓN Y DEFINICIÓN DE UN "ESTADO"
El fin del Estado es, particularmente, la seguridad. Cap. XIII. La causa final, fin o designio de los hombres (que naturalmente aman la libertad y el dominio sobre los demás) al introducir esta restricción sobre sí mismos (en la que los vemos vivir formando Estados) es el cuidado de su propia conservación y, por añadidura, el logro de una vida más armónica; es decir, el deseo de abandonar esa miserable condición de guerra que, tal como hemos manifestado, es consecuencia necesaria de las pasiones naturales de los hombres, cuando no existe poder visible que los tenga a raya y los sujete, por temor al castigo, a la realización de sus pactos y a la observancia de las leyes de naturaleza establecidas en los capítulos XIV y XV."
 
Esta segunda parte, dedicada al Estado, opone a las pasiones de la naturaleza humana, las leyes de la naturaleza. Mediante ellas, se exige a cada hombre que reconozco como iguales a los demás y que acuerde con ellos someterse a un solo hombre, o cuerpo de hombres, que hable con voz única. De este modo, los hombres son al tiempo artífices y materia del Estado como cuerpo político, entendido éste como un mecanismo antinatural cuyos miembros autorizan a su soberano a actuar en nombre de todos ellos y a imponerles una unidad artificial que requiere, entre otras cosas, la imposición de un estilo uniforme de culto religioso. Esto se lleva a cabo mediante la promulgación e imposición de decretos del soberano y no habrá ley superior, ni siquiera la dictada por los jueces, ya que estos también son súbditos del soberano, por tanto sería contradictorio impugnar lo decretado por él. Por otro lado, las leyes del soberano no disminuyen la libertad del súbdito. El fin de las mismas es, fundamentalmente, la seguridad. Para obtenerla, los ciudadanos se someten a un soberano absoluto sobre el que no puede pesar ningún impedimento constitucional. Se le otorga un poder soberano ilimitado.

Por tanto, las leyes del soberano habrán de ser justas, no excesivamente complejas, y la libertad de los súbditos es también la del Estado, como único poseedor de la libertad a la que todo hombre aspira.

Una vez autorizado el soberano dispone ya de un poder irrevocable capaz de protegerse automáticamente frente a posibles intentos por parte de los contratantes para recuperar los derechos a él enajenados. Lo que importa es que los súbditos se sometan a la discrecionalidad del soberano.

Hobbes contempla el supuesto de institucionalización del soberano, por conquista o cualquier otro medio violento mediante el cual se hace con todo el poder efectivo. Si el soberano ejerce un poder de facto, capaz de satisfacer nuestro interés racional en un gobierno efectivo, si es capaz de evitar que caigamos en un estado de guerra, hemos de entender que goza de la misma legitimidad que aquel al que explícitamente nos sometimos. Lo que importa es que cumpla el fin para el que exista, independientemente de cómo se haya constituido. Pretende evitar el fraccionamiento del poder, la quiebra del principio indivisible de la soberanía. Toda hendidura abierta en su poder unitario esta llamada a provocar su ruina. Los estados son instituidos para conservar la paz y la justicia, el fraccionamiento del poder tiende a la disolución de un Estado. El poder soberano debe mantenerse firme y unitario para garantizar la paz civil y el bienestar general del pueblo. Los súbditos solo gozan de libertad efectiva respecto de aquellas cosas cuyo derecho a ellas no puede transferirse mediante un convenio. Paz y seguridad son condiciones necesarias para que los ciudadanos puedan comenzar a pensar en su bienestar. Mantener la paz en el interior defenderla contra enemigos exteriores a fin de que cada ciudadano pueda aumentar su fortuna y disfrutar de su libertad.

 
FUENTES:

  • El Leviatan (Thomas Hobbes), 1961
  • La Biblia (Job 3:8; Job 40:20 e Isaías 27:1)

  • Thomas Hobbes, Gredos,2012
  • Leviatan o la materia, forma y poder de un estado eclesiástico y civil, Thomas Hobbes, Alianza Editorial, 2009

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