“De todos los
edificios de alguna importancia que salpican el corazón de las ciudades, el
hospital es sin duda, junto con la iglesia, el más antiguo”.
Jean Labasse
La ciudad y el
hospital. Geografía hospitalaria (1982)
Sabemos que desde hace años la sanidad es un tema muy sensible, que afecta
a toda la ciudadanía y que, por ello, es objeto de controversia y debate
político. Con demasiada frecuencia los responsables políticos condicionan e
intervienen en la gestión sanitaria de una forma excesiva –a veces lo hacen de
manera atropellada-, con lo que la sanidad aparece como un campo para el
enfrentamiento, trasladando una imagen muy poco profesional y demasiado
politizada.
¿Por qué se construye un
hospital?
El tema del tamaño ideal de
las instituciones tiene mucho que ver con el objetivo que se pretenda alcanzar.
Desde el punto de vista arquitectónico y funcional un hospital es, sin
duda, el edificio civil más complejo y sobre el que existe un mayor grado de
incertidumbre con respecto al programa asistencial que debe desarrollar, así
como las distintas variables que condicionan e influyen en su definición,
planificación, programación funcional, diseño, construcción y equipamiento,
tanto desde el punto de vista de la medicina y la atención sanitaria, como de
la técnica, la ingeniería y otros sectores.
A la hora de planificar y diseñar un centro hospitalario conviene conocer
cuáles son los intereses fundamentales de los cuatro agentes y protagonistas
principales implicados en el mismo, ya que son los que van a condicionar su
gestión posterior. La planificación hospitalaria debe intentar conciliar los
intereses y las expectativas de esos cuatro agentes o grupos de interés: los
ciudadanos (usuarios y enfermos), los profesionales, los gestores y los
propietarios de la institución (bien la Administración Pública o el Sector
Privado). Cabría considerar también en determinados aspectos el papel de la
industria sanitaria, de la tecnología y otros servicios accesorios.
Los ciudadanos, pacientes y usuarios,
(clientes en el caso de la sanidad privada),
son además votantes y contribuyentes, (lo que en términos de sociología
política se denomina electores cívicos).
Su interés más valorado es la calidad aparente o calidad percibida. Desean,
sobre todo, tener confianza en la institución y en sus profesionales, esperan
ser bien atendidos, sin demoras, ser adecuadamente informados, participar en la
toma de decisiones y evitar incurrir en costes añadidos.
Los profesionales, sobre todo en el
sector público, están interesados fundamentalmente en la calidad
científico-técnica. Aspiran a disponer de los mejores medios y recursos
técnicos para la asistencia, (diagnóstico y tratamiento), la docencia y la
investigación, en ocasiones más allá de consideraciones económicas de
rendimiento o coste-efectividad. La motivación personal, el reconocimiento y la
posibilidad de participar en la gestión, son elementos determinantes en el
gobierno de los hospitales.
Los gestores sanitarios, administradores y directivos
buscan sobre todo la eficiencia, a través de objetivos operativos, es decir
concretos y cuantificados en términos económicos, de manera que se haga el
mejor uso posible de las instalaciones y recursos disponibles, tanto personales
como materiales.
Finalmente, los ‘propietarios’ del hospital, cuyo interés en el caso de la Administración es la
prestación de un correcto servicio público y la cohesión social, respondiendo a
las necesidades y demandas sanitarias de los ciudadanos. En el caso de las
entidades privadas su objetivo fundamental es la rentabilidad económica de la
inversión realizada.
Condicionantes del modelo hospitalario. Fuente: M. A.
Asenjo Sebastián
¿Cuál es el tamaño óptimo
de un hospital?
Hay que decir que aunque no existe una regla precisa ni un acuerdo
definitivo sobre cuál ha de ser el tamaño y las dimensiones que debe tener un
hospital, parece que el tamaño óptimo viene determinado por la interacción
entre la accesibilidad de los pacientes a los que debe atender y la respuesta a
las necesidades y demanda sanitaria existentes, lo que condicionará el volumen
de actividad en función de los resultados clínicos que se pretendan, la
tecnología disponible y la forma de trabajo de los diferentes servicios y
unidades. Deben considerarse también las posibles economías de escala que
puedan lograrse (John Possetts, Are
bigger hospitals better? En: Hospitals in a changing Europe, WHO. European Observatory on
Health Care Systems, 2002).
En general, para definir el tamaño y dimensiones de un hospital, (lo que
incluye no solo el número de camas sino, lo que es más importante, su
estructura, organización y programa de funcionamiento, tecnología y cartera de
servicios, etc.), deben tenerse en cuenta –como es obvio- los flujos de
pacientes, el número de enfermos ingresados y su estancia media, la ocupación
del hospital y el periodo de tiempo considerado. Es importante conocer la
frecuentación hospitalaria (número de ingresos por 1.000 habitantes en un año)
en la que influyen un importante número de factores, entre otros: estructura
demográfica y cultura de la población, disponibilidad de servicios, proximidad
del hospital, organización interna y relaciones entre los diferentes servicios
y unidades, interrelación con la atención primaria, su carácter docente o no,
etc.
El proceso clínico-asistencial y la estructura del hospital son
interdependientes. El modelo sanitario y las necesidades de la población
también. Es así como el tamaño del hospital repercute en la atención sanitaria,
en la calidad y seguridad del paciente, en su viabilidad y sostenibilidad.
Finalmente, con respecto al diseño y estructura física del centro, es
importante también recordar que el programa funcional es tan solo un
instrumento, y de él no se deduce por tanto, la arquitectura definitiva del
nuevo hospital, que debe integrar lo físico y lo sensorial, lo sanitario y lo
social, los aspectos técnicos y la dimensión humana.
En la última década se Han desarrollado en España cuatro grandes proyectos
de similar envergadura: El Hospital de Toledo, el Hospital de ‘La Fe’ de Valencia, el Hospital
Central de Asturias y el Hospital ‘Son Espases’, en Mallorca. A título
informativo y a efectos de comparación se incluyen algunas de las ratios
constructivas de estos centros, que aportan datos interesantes:
(*) Datos del proyecto inicial
En estos proyectos ha
sido el número de habitaciones individuales diseñadas –como una exigencia de
mayor confortabilidad y calidad asistencial- y una mayor reserva para
aparcamiento y espacios libres (incluidos en la superficie total), lo que ha
determinado el mayor tamaño del hospital. Ello solo expresa un comportamiento
sanitario diferente de la población y una forma diferente de resolver los
problemas sanitarios planteados. Queda claro que se producen diferentes
soluciones y concepciones arquitectónicas como respuesta a políticas sanitarias
y fórmulas de gestión diferenciadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario