La definición de lo que se entiende por membresía o afiliación partidista varía considerablemente entre los países. En algunos, una persona que indica su preferencia por un partido cuando se registra como elector automáticamente se considera como un miembro de su partido, mientras que en otros, la membresía implica una decisión expresa de adherirse a un partido y de respaldarlo financieramente mediante el pago de una cuota de afiliación. Algunas formas de membresía indirecta, como las de afiliación a un sindicato, también se pueden interpretar como formas de membresía o pertenencia a un partido político.
Los partidos políticos que cuentan con un gran número de afiliados y una adecuada organización tienen ventajas significativas en la conducción de campañas electorales, particularmente en la realización de actividades como recopilación voluntaria de información, distribución de publicidad y tareas de proselitismo o afiliación puerta por puerta.
Se advierte una tendencia general hacia la disminución de la membresía de los partidos políticos. En las nuevas democracias, los partidos políticos no se construyen de la misma forma que lo hicieron en los países de Europa Occidental y se advierte en todo el mundo una creciente profesionalización de las campañas políticas y una dependencia del financiamiento público, al mismo tiempo que hay una preeminencia de los medios de comunicación tienden a disminuir las afiliaciones partidistas.
Se ha comprobado que es muy difícil calcular la membresía de los partidos políticos desde una perspectiva comparada. Una fuente importante para las comparaciones proviene de las figuras oficiales recopiladas por los partidos políticos. Sin embargo, estas cifras pueden ser dudosas, sobre todo cuando los partidos tienden a exagerar su afiliación o los registros son simplemente ineficientes o erráticos. Además, en muchos casos los partidos políticos no están obligados a llevar registros públicos de sus afiliados.
Una forma de evaluar el papel de los miembros de un partido político consiste en diferenciar a los distintos tipos de organizaciones que lo conforman y qué función atribuyen a sus integrantes, si es que les confieren alguna.
Clasificación de las organizaciones partidistas
La clasificación más reconocida y citada de las estructuras partidistas es la que formuló Maurice Duverger, quien identificó tres grandes tipos de organizaciones partidistas; otros especialistas han agregado recientemente un cuarto tipo.
Los partidos de cuadros son considerados la forma más antigua y tradicional de un partido político, constituyen una asociación muy flexible de legisladores, con una función marginal de otro tipo de miembros. Las organizaciones de cuadros se basan esencialmente en élites políticas y facciones dirigentes, creadas usualmente dentro del parlamento.
En los llamados partidos de corte militar, la membresía puede estar mucho más extendida, pero no tienen ninguna influencia significativa en las decisiones y políticas de la dirigencia. Los miembros no ejercen ningún poder real dentro del partido político, por ejemplo, supervisando o exigiendo cuentas sobre el comportamiento de sus líderes. Los partidos de corte militar son comandados por una estructura jerárquica y fuertes mecanismos de control. Los simpatizantes son afiliados bajo un enfoque militarizado y el partido mantiene su poder sobre la base del control que ejerce la burocracia militar y civil. Los líderes partidistas a menudo utilizan mecanismos de prebendas, corrupción e intimidación para fortalecer el apoyo de sus bases y como una forma de ejercer control sobre la población en general.
En contraste, los partidos de masas se sustentan en una amplia organización de afiliados a quienes involucran más en sus asuntos. La principal motivación para involucrarse en el trabajo partidista es compartir una ideología común y una gran esperanza en las metas del partido. Los denominados partidos de “integración social” han contemplado una gran participación de sus miembros en las actividades partidistas, por ejemplo, las de carácter cultural. Algunos partidos de masas han afiliado a organizaciones extraparlamentarias, como los sindicatos, a través de las cuales obtienen una gran membresía.
La creciente importancia del financiamiento público de los partidos políticos y, en consecuencia, la creciente dependencia del Estado como un proveedor de servicios para los partidos políticos ha provocado un debate acerca del surgimiento de un cuarto tipo de organizaciones partidistas: tipo “cartel” o partido electoral profesionalizado. Este tipo de partido tiene una débil membresía de base y tiende a perder contacto con sus miembros y el electorado. No se basa en sus miembros y activistas voluntarios para difundir sus mensajes políticos. Para ello, se apoyan esencialmente en los medios masivos de comunicación. Los políticos se han convertido en profesionales y enfocan sus actividades en la esfera gubernamental y partidaria y no en la de la sociedad civil.
Consecuencias de una decreciente o baja membresía partidista
En muchas de las democracias emergentes, la membresía partidista es especialmente débil, al mismo tiempo que en muchas de las democracias establecidas ésta ha disminuido sensiblemente en las últimas dos décadas. Dicha tendencia ha dado lugar a inquietudes por razones como las siguientes:
- Limita las oportunidades de participación política de los ciudadanos.
- Amplia la brecha que separa a los políticos profesionales del electorado.
- Desconecta a la gente de los partidos y de los servicios que ofrecen relacionados con actividades sociales, de educación electoral y de conciencia cívica.
- Disminuye la rendición de cuentas de los líderes.
- Merma la legitimidad de los líderes partidistas y de las decisiones políticas en general.
- Provoca incomprensión de procesos políticos difíciles.
- Fortalece la centralización partidista y la concentración de poder en sus líderes debido a la falta de control de los afiliados.
Por otra parte, no resulta claro que la disminución de la membresía partidista implique una tendencia paralela a la disminución del activismo partidista. Es posible que los miembros más activos se mantengan en el partido debido a su fuerte compromiso ideológico. Más aún, no está claro cuál será el impacto de la disminución de la membresía en la estructura del partido. No existe una correlación clara entre la disminución de la membresía y el incremento de la centralización del poder.
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