Cuando se promete electoralmente que se reducirá la Administración Pública lo primero que le viene a la cabeza a mucha gente es que por fin les pondrán las pilas a muchos funcionarios y que se despedirá a unos cuantos para conseguir esos objetivos. Si nos centramos en esta percepción mal iríamos si la reforma de la Administración Pública se planteara desde esta perspectiva.
Las principales incógnitas vienen sobre qué se reducirá y cómo se reducirá, porque no olvidemos que mucho tendrían que cambiar las cosas para que se pudiera despedir alegremente parte del funcionariado para reducir en un 20% – 25% el sector público. En estos momentos los trabajadores del sector público ya han tenido que soportar una reducción del 5% de media de su salario, además de la congelación salarial desde 2008, como para permitir que “su plaza en propiedad” deje de serlo.
Ante una situación de estas características y declaraciónes como las de Artur Mas que promete adelgazar un 25% una administración que “no es rentable” entre cargos, personal y organismos públicos, surgen dudas sobre todo en lo que se refiere al personal y a los organismos públicos. El tema de los cargos dejémoslo aparte por que seguro que en ese punto el que más o el que menos coincide en que si que se han de reducir.
Pero no sólo no ha especificado qué y como, sino que también ha entrado en el ámbito de la simplificación normativa:
También se ha comprometido a que el Govern elimine “al menos” una de sus normas por cada norma nueva que se plantee aprobar". (via europapress)